sábado, 14 de enero de 2017

Rodada nacional por el sur occidente de Colombia.




Bueno, ahora si con un poco de tiempo puedo contarles algo mas de la experiencia de 
"Rodando y Tatuando"




No he podido salir del país puesto que tengo algunos documentos pendientes de mi residencia en Cota, Cundinamarca, Colombia (Mientras esté acá será la moto-posada "Hamtaro de Cota")  la idea principal de rodando y tatuando es ir hasta Ushuaia, la ultima isla transitable del continente, haciendo tatuajes y recopilando información gráfica de los distintos países para poder finalmente hacer una enciclopedia del tatuaje en Suramérica y el mundo.




Día 1...
Año nuevo.

Como publiqué el año pasado, la idea era salir a rodar al desierto de la Tatacoa, en el departamento del Huila, de un día para otro para empezar el año como debe ser. Así fue, salimos cinco motos a las 4 a.m. el primer día del año desde Cota con destino a Natagaima en el Huila. Después de recoger a la siguiente integrante del viaje continuamos hasta Aipe, donde después de un aventurero camino llegamos a la orilla del río Magdalena en las motos, algo increíble.


Hasta ahora me había parecido el camino un poco extremo para la Suzukita por lo escarpado pero al llegar teníamos que embarcar las motos en una pequeña lancha para cruzar el río Magdalena, eso sí que fue extremo porque pensé que me iba a tocar meterme al fondo del río caudaloso a rescatarla.

Afortunadamente no fue necesario y el señor lanchero era un experto y luego de unos 7 minutos en lancha la moto esta al otro lado del río por tan solo 10 mil pesos, una experiencia única e inolvidable.
15 minutos mas y llegamos al majestuoso desierto de la Tatacoa con un calor exagerado y algo deshidratados. ¡Parada técnica y hágale! 

Encontramos un muy lindo lugar, que tiene una piscina natural en la mitad del desierto así que allí mismo armamos nuestras carpas y lógicamente, ¡al agua patos!  :)

Cenamos unos deliciosos sanduches de fríjoles con atún, hicimos fuego, hablamos un rato y despues de apagarlo bien, a dormir con un aturdidor sonsonete que se escuchaba en el silencio absoluto del desierto. El "mono" gritando "Oiga no, se me llenó la carpa de mosquitos, hormigas, gusanos y espinas del desierto por haberla dejado abierta" :D le recomendé voltearla pero decidió dormir en otra. Lo importante fue que muy a las 4 am estábamos parados en el segundo territorio árido mas extenso del país viendo las estrellas fugaces y un amanecer surreal que parecía un atardecer.








Día 2... 
Cascada del Aceite.

Piscina todo el día y de vuelta a Girardot, Cundinamarca, con una escala obligatoria en la ciudad capital del departamento del Huila, Neiva. Luego de una linda ruta con parada en el río a tomar sopa cocinada en leña en la Cascada del Aceite, un buen baño en el río y unos pasteles de yuca rebosantes de grasa por solo 1300 pesitos seguimos nuestra ruta a Girardot. Rápidamente o bueno, no tanto... conseguimos hospedaje a la media noche en Flandes, Tolima, gracias a Hernán que nos prestó su patio para montar las tiendas de campaña después de una muy merecida merienda. 








Día 3...
 Cambio de planes.

Estando en un lugar muy bueno en temperatura, lógicamente teníamos que ir a piscina, pero en el camino fui a visitar a un colega de Girardot "Tatto Gonart" y después de dejarle el auto adhesivo de Rodando & Tatuando fuimos a almorzar. En el almuerzo tuvimos el placer de encontrarnos con Heidi Cúcuta Lider, capitana de rutas del Club Ruta 125 de Cúcuta y su linda y querida madre la Sra. Clara. Mi plan era regresar a Cota para hacer documentos pero me aplazaron la reunión una semana mas así que la ruta se nos abrió y el grupo inicial se disolvió y creamos uno nuevo, "Los Rodríguez" por casualidad.

Así que tres motos cargadas de energía y combustible arrancaron para Ibagué donde hicimos campamento en el colonial barrio el Salado, que era anteriormente un pueblito tolimense.




Día 4... 
La Línea.

Arrancamos con la ropa húmeda tipo 9 a.m. después de un desayuno "bien trancao" para esa ruta que nos tocaba. Pasamos muchos viaductos y paisajes geniales en la ruta, curvas bien cerradas y empinadas un tramo difícil para un piloto inexperimentado en motos de muy bajo cilindraje adaptadas con cajas de aluminio hechas en casa y peso de sobra para simular todos los implementos de trabajo (tatuajes).

Llegamos al majestuoso viaducto El Tigre, el cual me llenó de nostalgia y adrenalina al mismo tiempo ya que era el punto mas alto de bungee jumping en Colombia con 140 mts. Desde su apertura al trafico público se dejó de saltar desde allí ya que con camiones pasando a toda velocidad no sería nada prudente tirarse del puente (tal vez tampoco sin ellos).


Cajamarca City nos recibió con los brazos abiertos pero seguimos derecho, las curvas peligrosas y eso, no eran las del temido alto de la línea todavía... allí si que empezamos a subir y a girar de lo lindo, a unos 20 o 30 Km/h la Suzukita subió y subió, giró y giró, ¡volteó y volteó!. La pulsar del mono y la GN125 de Cúcuta lógicamente daban mucho más pero muy solidariamente nos esperaron, de hecho así fue todo el camino, siempre al ritmo del mas lento... que en este caso, como casi nunca me pasaba, eramos la linda Suzukita y yo... pero ya me estoy acostumbrando. :D

Casi coronada la línea hay una cascada increíble de agua manantial en la cual pude lavarme la cara y las manos ya que iba lleno de hollín de las mulas y la tierra del alto de la línea, límite entre Cundinamarca y el departamento del Quindío. 
La bajada muy similar pero en descenso, llegamos a Cocorná y vimos que Armenia está muy cerca así que cuando el hambre ataca, no hay nada mejor que un buen almuerzo viendo la amabilidad y hermosura de Armenia. 
Siendo esta visita inesperada para todos contacté un amigo recién mudado para allá y preparamos un banquete entre todos. Alitas de pollo, arroz, chorizos y todo delicioso gracias al poderoso cheff juan Camilo Gonzalez.













Una forcha, café, café y tinto nos llenaron de actitud para salir pitados a Pereira, capital de Risaralda, conseguimos una muy buena motoposada y ¡por fin camas!.







Día 5... 
El kit de arrastre. 

Día 5 a las 5. Vamos de una para Cali ve, saliendo de Pereira ajustamos las motos, llantas y cadenas, la de la GN quedó un poco desajustada y desgastó completamente la catalina de la moto así que la parada siguiente era en Buga al señor de los milagros para que pudiera cambiar el kit de arrastre y de paso pedirle el milagrito. :D 




Luego de unas 3 horas en las cuales yo dormí para recuperarme un poco de la madrugada, Heidi y el mono fueron a cambiar el repuesto en un taller de motos donde no tenían ni idea de nada, depronto de piscinas sabíamos mas nosotros. 6 p.m. En Buga "la bella" intentando conseguir hospedaje en Cali. En ese momento recordé a una persona que me dijo en la convención internacional de tatuadores que fuera a Cali y lo llamara y así fue.


Juan Moncada (no uno de mis mejores amigos sino su homónimo, el buena gente XD) nos recibió genialmente en una Harley Davidson bicilíndrica de 1800 c.c. 
-¿Vamos a comer?
-No, mejor descargamos, alistamos el camping y cocinamos nosotros.
-Yo invito...
- ¡Vamos!


Nos dió un recorrido por la ciudad (el carril derecho es solo para motos y vaya que funciona oís) y nos invitó a comer delicioso al Zaguan de San Antonio una picada increible, un barrio colonial de alto status con una vista genial. Nos llevó al Hotel TravelersSports de Cali frente a las canchas del panamericano y nos dió una noche de hospedaje con todas las comodidades. Buenísima esa. 
Cali es Cali así que teníamos que bailar en la capital mundial de la salsa. Baile y aguardiente blanco, y definitivamente... Nada nos quita los rolos (somos los bogotanos, que dicen que la mayoría no es que bailemos muy bien, en mi caso es verídico)







Día 6... 
Pacha Mama.

Cascadas, ríos, piscinas y caminos de Cali se quedaron esperándonos porque la ropa y la resaca del mono no se secó hasta las 3 de la tarde, almuerzo y al Cristo Rey, una joya arquitectónica 12 m. más bajo que el Cristo de Corcovado en Brasil. 



Champús y Lulada, ve. ¡Recomendadísimos!

La vía, genial. Sólo que para seguir derecho hay que coger a la izquierda siempre así que de ida nos perdimos. A dos calles de donde estábamos hospedados encontramos el estadio Pascual  Guerrero, abierto. Entramos y pedimos fotos al guarda de seguridad y nos dejó entrar a tomarnos una fotos increíbles con las gradas vacías y todo el Pascual a nuestra merced. 


Una pequeña congestión por un concierto nos hizo perder y  afortunadamente pasó, ya que en el centro de Cali está la plaza Caicedo y el palacio de Justicia que es monumental y tuvimos la oportunidad de fotografiar.

El Cristo está 8 Km distanciado del centro y casi al final del recorrido hay un gran lugar que se llama Pacha Mama lleno de colores e insignias indígenas excelentes, la montaña de en frente está tallada y pintada con un totem gigante.


Regresamos al llegar estuvimos esperando a nuestro amigo Juan frente a un hotel 6 estrellas frente a Unicentro. Mientras esperábamos escuchamos un gato y al buscarlo salió el personal del hotel a decirnos que era una camada abandonada y que no tenían hogar. Se persiguieron como por unos 20 minutos y la gente que pasaba paraba un rato a preguntar que había pasado y terminaban ayudándonos a buscar a los gatos. Se pudo rescatar uno, Pascual, en honor al estadio donde nos tomamos una fotos increíbles.



 Comimos una súper hamburguesa patrocinada por Blue Hell Tattoo Studio y fuimos a donde Caicedo, no la plaza sino a la moto-posada de Johnathan Caicedo, una casa grande con cama franca donde pudimos dormir todos de manera excelente. Estabamos dichosos porque de nuevo dormíamos en cama.







 Día 7...
El regreso.

Como siempre desperté de primero y empecé a organizar la información en mi cabeza. Teníamos que arrancar para que uno de nosotros pudiera estar en Cúcuta el martes, era ya sábado. 

Ajustar luces, cambiar aceite y todos los menesteres necesarios para la ruta de regreso nos tardó bastante y arrancamos de Cali a Armenia tipo 2 pm.

 El almuerzo tardío nos satisfizo completamente y decidimos ir hasta Flandes por las ferias y fiestas que nos esperaban con nuestro querido amigo Hernán. No había caído en cuenta pero encendimos motores cuando se estaba poniendo el sol. El alto de la líne en la noche ha sido una de las experiencias mas enriquecedoras de mi vida como piloto de motocicletas, mejor lento pero seguro.


Después de bajar mi mente y mis hombros ya no daban. Había sido un recorrido corto pero muy exigente así que les propuse quedarnos en Cajamarca y luego de un pequeño debate, lo conseguimos. Descansamos allí; alquilamos una habitación y nos acomodamos todos, hasta Pascual. El no pudo dormir, seguramente por haber cortado su espíritu libre en 4 paredes. Algo claro si es, donde un gato no duerme, no duerme nadie. 



Día 8...
Suma-Paz
Cajamarca a Melgar fuen un buen camino por todos los viaductos y finalente el tunel grandote del Boquerón. Tuvimos que parar a respirar y tomar un poco de agua ya que las imágenes repetitivas y el dióxido de carbono encerrado nos hicieron sentir un poco fuera de cabales.
Entrando a Melgar está el puente sobre el río Sumapaz donde decidimos parar a refrescarnos. Vi jóvenes saltando desde el puente así que me animé y mientras las piernas me temblaban conté interiormente uno, dos, tres y salté al vacío. Una caída corta llamaría yo, pero la profundidad del río si me descrestó puesto que me costó unas cinco brazadas subir nuevamente a la superficie. Ya no me interesaba nada más. Un bañito y a seguir. Aguacero de Melgar a Bogotá así que la "hora" que teníamos pensado tardar se duplicó. Decidimos hacer una parada técnica a almorzar en Bosa, donde la gente goza. (Clarita, la mamá de Heidi Cúcuta  vivía allá.)
Dormí una hora despues de comer, llegó un viajero de Ibagué que arrancaba mañana así que fuimos a visitarlo en la calle 80 de Bogotá y seguimos a Cota finalmente a la media noche.








Dos días después mi sobrino me preguntó cuando lo llevaba a acampar... le respondí: mañana. Esa es la próxima historia.