viernes, 25 de noviembre de 2016

Primer viaje de Rodando y Tatuando


Finalmente pudimos hacer nuestro primer viaje oficial de Rodando y tatuando , gracias a la invitación de Lina Gil y su mama  “Sori” a Ubaté , he aquí la historia de esta prueba antes la ruta por Latinoamérica. 

El martes 22 nos levantamos en Cota luego de una noche de ideas y risas, empacamos los materiales para el tattoo, una carpa y el sleeping para dormir en el pasto y quizás tener una buena vista de las estrellas. Una vez todo estuvo listo y amarrado a la moto, arrancamos este pequeño viajecillo. 

Primero paramos en Chía para encontrarnos con “Li” y su madre, acordamos parar en un restaurante a unos 30 km de ahí, para almorzar. Tomamos camino hacia Zipaquirá y más allá, el camino hasta  el lugar acordado estuvo bastante tranquilo. Un par de carros van y vienen. Luego del almuerzo continuamos el camino y empezamos a subir montañas en nuestra motico para entrar al valle de Ubaté, aquí la cosa empezó a ponerse como peluda pues había tractomulas en el camino y muchas curvas, una no muy buena combinación, Despues de media hora de esto, dijimos: “Hora de un café" (ya que la monotonía del camino nos dormía), paramos en una cafetería en Sutatausa, el tintico se convirtió en brownie con helado, jugo de naranja y una buena conversación. Empezó a oscurecer y decidimos retomar la ruta, unos cuantos kilómetros de mulas y adelantadas pasaron y finalmente llegamos a Ubaté aunque no a nuestro destino. Nos hicimos de provisiones para un par de días y recorrimos el último tramo, el cual no fue tan relajado como los anteriores.
La vía estaba destapada y muchas tractomulas bajaban de la montaña, llenas de carbón de las minas que estaban mucho más adelante. 

Bien temprano en la mañana salimos a caminar y a conocer el lugar, un mirador que estaba a unos cuantos pasos nos mostró el paisaje del lugar. El valle se veía increíble, definitivamente la mejor elección para el primer tatuaje de esta aventura por latinoamérica. Se hizo medio día y nos pusimos a organizar la mesa y a esterilizar todo, un baúl y una silla playera nos sirvieron como lugar de trabajo, y así empezó este primer tattoo en la búsqueda de hacer el mejor tatuaje de la cultura de latinoamérica que incluyera el significado de todas las culturas que nos hacen ser una región bella y llena de cosas lindas e increíbles. Luego de dos horas de sesión y un hermoso atardecer, lleno de nubes blancas como el algodón estuvo terminado el trabajo. Empacamos las cosas y tomamos camino nuevamente a Cota. 



Llegamos finalmente a nuestro destino, luego de un altercado con con un par de mulas, una casita en medio de un lote gigante, rodeados de unas cuantas colinas con la vista mas acogedora, aunque lo más acogedor de todo eran este par de mujeres muy atentas. Descargamos el equipaje y nos dispusimos a hacer una fogata en una caldera-horno que estaba hecho con un viejo calentador de agua. Buscamos madera y un poco de carbón, que una vela, que papel, que sople, que eche viento, y voilà, se prendió la cosa. Unos cuantos vinos, unas papas con queso y salsa teriyaki, muy buenas por cierto, plátano y chorizo nos hicieron de cena.  Los planes de dormir a la intemperie fueron frustrados por la pacha mama ya que llovió en la tarde y el pasto estaba mojado. La señora nos prestó un par de colchonetas y con los sleepings nos dormimos  en la sala de la casa. 

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